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Vivimos en una época en la que se banaliza la violencia. La Guerra Civil y las dos contiendas mundiales son ya muy lejanas, y contemplamos insensibles las incesantes noticias de conflictos sangrientos que nos transmiten los medios de comunicación como si fueran películas de ficción.

No es raro, entonces, ver cómo los niños y jóvenes de ambos sexos disfrutan con sus ordenadores y tabletas jugando a matar gente. Tampoco ha de extrañar que trivialicen las actitudes violentas y de acoso contra compañeros y amigos y, además, tal comportamiento agresivo sea admirado.

Muchos de los proyectos de la Fundación Aurora buscan que niños y jóvenes conciban la violencia como un comportamiento anómalo. Y por ello, quienes practiquen la violencia gratuita deben ser despreciados.

Les haremos comprender que nada justifica una guerra, causa siempre de sufrimiento para la población civil.

Con esta historia de amor y de guerra, contada por Anita y basada en hechos reales, aprenderemos que la paz y la reconciliación son virtudes que vencen al odio y las consecuencias de la guerra. El amor, en definitiva, es más fuerte que el resentimiento.